22 de mayo de 2011

hoy hace un año...

Hay recuerdos tan bonitos que hasta hacen llorar. Y a veces, tienen banda sonora original:



"No te entretengas en tonterías, que las hay... Y ve a buscar aquello que te hace feliz, que el tiempo corre muy deprisa"

¿Dónde estabas tú hace un año? Yo, comiendo en Valencia.

17 de mayo de 2011

Noches de hospital.

Como un torniquete ha sido todo esto. Que por curar una herida, por intentar que deje de sangrar, he presionado más de la cuenta.

Aún así, la herida no deja de sangrar, no para, no cesa… Siento cómo me muero por dentro cada día, cada noche.

Hace más de una semana que estoy ingresada. Los médicos dicen que mejoro por momentos, pero hay noches que convulsiono y parece que no hay vuelta atrás. Sí, me estoy muriendo.

Hace dos noches, el jefe del hospital vino de madrugada y habló conmigo. Me dijo que mi enfermedad no tiene cura, pero que existen diferentes tratamientos para aliviarla. A la noche siguiente, me dijo que no pueden aplicarme ninguno de ellos.

Sí, me siento morir. Siento cómo mi corazón va poquito a poco dejando de latir. El jefe del hospital me ha dicho que ya no hay nada que hacer, que la vida es así.

Y yo me empeño en pensar que mientras mi corazón lata, siempre guardaré en él una micra de esperanza.

Sí, me estoy muriendo sin ti.

11 de mayo de 2011

Sucede que a veces...

25 de mayo de 2010

Sucede que ya me he cansado de las puertas cerradas; de las pocas sonrisas y las demasiadas lágrimas; de las noches infinitas y las madrugadas tan largas. De hablar tantas veces y que no digamos nada.
Que a veces ya no soporto esta vida, sucede que quiero cambiarla. Que si estás porque estás, y si no estás porque te marchas.
Hasta aquí hemos llegado.
Adiós, y para siempre, ahora me toca vivir.
Adiós, porque ya pasaron muchos años y no sé cuántas oportunidades, y no supiste aprovecharlas.
Adiós, porque te dije "Don't let me down" y me dejaste por los suelos. Porque me he cansado de ver tu espalda.
Adiós, a los abrazos rotos y a las historias inacabadas.
Adiós. Me he ido a vivir mi vida.





Sucede que a veces la mata y el amor te echa silicona en los cerrojos de tu casa, 
o te abre un expediente de regulación, y te expulsa del Edén, hacia tierras extrañas. 
Sucede que a veces sales de un bar y la luz quema la piel de este vampiro que te ama, 
te llena la frente de fino polvo marrón-sur, bostezas y te queman agujetas en las alas. 

Pero sucede también que, sin saber cómo ni cuándo, algo te eriza la piel...
y te rescata del naufragio. 


¡Hasta la próxima! :)

7 de mayo de 2011

*

Haré de este blog algo más personal.


Son tiempos de cambio, así que empecemos por cambiar el chip.


Etapas que se cierran, gente que viene, gente que se va...


Y algo que no puedo dejar pasar: UN APLAUSO! Para los amigos que siempre están ahí :)





5 de mayo de 2011

No tengo tiempo.

Recuerdo todo el tiempo que estuve esperándote...Esperando que regresases, que aparecieses como de la nada, con dos billetes al fin del mundo.


Pero no, ya no.


Y hoy, cuando me dijiste que debíamos recuperar el tiempo perdido... ¿Perdona? Yo no he perdido mi tiempo, simplemente lo he empleado en otras cosas, hice mejores inversiones que tú. ¿Perder el tiempo?


No, ya no.


A mí eso no me gusta, ¿sabes? Yo no tengo la culpa de que tú lo perdieses, de que vieses cómo nuestra vida pasaba por delante y no la compartíamos, de cómo nunca nos contábamos nuestros secretos. Perder el tiempo dices, ¡ja! Solo a ti se te ocurre pensar, creer, que he perdido el tiempo.


Tonto de ti, si crees que no hice más que esperarte... 
Tonta de mí, porque en cierta forma sí lo hacía.


Lo siento pero no, ya no.


Ya no tengo tiempo para compartir contigo, ya no tengo tiempo para esperarte... Fíjate, que en las 24 horas de un día no tengo tiempo de pensar en ti...

27 de abril de 2011

Me has enseñado tú...

Todos los que me conocéis os lleváis de mí una mala primera impresión, y no me extraña. Yo misma lo reconozco, llego a ser repugnante... pero no puedo evitarlo, soy así (no digo que esté bien o esté mal, simplemente pues está)

Me has enseñado tú... las malas contestaciones, las verdades tan directas que duelen, el poco tacto al hablar. La cara de indiferencia cuando algo no me interesa, las respuestas tajantes cuando no tengo ganas de contestar.

La cara de asco cuando no me gusta lo que escucho, las malas palabras como medio de comunicación; a darme media vuelta y dar la espalda cuando no estoy conforme, a irme de un sitio sin dar tiempo a que me repliquen. Los portazos que sentencian como si de un juicio se tratara.

Y a veces me pesa... Me pesa mucho ser así; ya no solo por lo que opina la gente porque eso, como a ti, me da igual. Me pesa porque a veces me transformo en quien no quiero ser, en esa persona antipática, seria, desinteresada por no decir pasota. Que todo me da igual, que no me importa tu vida. Díselo a la mano.

Me has enseñado tú... tantas cosas que no puedo agradecértelas porque, además, no son de agradecer... Confórmate con que ponga en práctica el ejemplo con el que predicas. Pero, por favor, no te quejes. Soy el resultado de todo lo que he vivido.

 

Me has enseñado tú... tú has sido mi maestro para hacer sufrir. 
Si alguna vez fui mala, lo aprendí de ti. 
No digas que no entiendes cómo puedo ser así. 
Si te estoy haciendo daño... lo aprendí de ti.

23 de abril de 2011

Sin rosas en Sant Jordi

Nunca voy a olvidar el primer Sant Jordi que pasamos juntos. O separados. Separados pero unidos.


Recuerdo que esa noche alguien nos despertó para decirnos que quería descansar.


No hubo una rosa, no, pero hubo flores, y todas fueron para ella. 


Para ella, que desde entonces solo descansa y vela por ti, que te cuida y te ilumina.

¿Y sabes qué? No me importa que no me regales rosas, porque día a día me regalas tu sonrisa. Pero un año sin la suya es mucho tiempo.

Y aunque tú no puedas verla, sabes que ella te vigila. Ya te lo dije una vez, pero hoy te lo repito: que la próxima vez que vayamos a ver las estrellas, ella también nos estará mirando... y nos guiñará un ojo.


Y sí, puede que hoy tus lágrimas se confundan con esta lluvia a la que no estás acostumbrado. Pero creo que es su forma de limpiarte las mejillas, y darte un beso en cada una.


Un Sant Jordi sin rosa ni Rosalina no es un Sant Jordi... es un día como otro cualquiera, que yo pienso aprovechar para hacer aquello que tanto me gusta: quererte.



Quérote, Charlie.
Bota un pouquiño máis, e chora...





21 de abril de 2011

(Sin título)

Esto es algo que escribí una vez... Está en gallego, pero creo que lo entenderéis perfectamente. De todas formas os pongo debajo la traducción:

Ti mo preguntaches a mi, e eu non tiña resposta.
Eu cho preguntei a ti, e non dixeches nada.
E xa ninguén preguntou.
E xa ninguén falou.
E xa non tíñamos nada que dicir, nin preguntar nin responder.
E tampouco facía falta. Porque eu o sabía. Eu sabía, corazón, que todo o que ti querías era chorar... chorar e desaparecer.

Tú me lo preguntaste a mí, y yo no tenía respuesta.
Yo te lo pregunté a ti, y no dijiste nada.
Y ya nadie preguntó.
Y ya nadie habló.
Y ya no teníamos nada que decir, ni preguntar ni responder.
Y tampoco hacía falta. Porque yo lo sabía. Yo sabía, corazón, que todo lo que tú querías era llorar... llorar y desaparecer.

Y es que a veces solo necesitamos llorar, quizá si motivos concretos, quizá sin causa aparente... simplemente porque al corazón se le antoja descargar emociones que ya no puede almacenar dentro.

¡Nos volveremos a ver!

18 de abril de 2011

Consejos a mí misma.

No te levantes cuando el despertador te lo diga, levántate cuando hayas dormido lo suficiente. Deja de lado las prisas, quédate dos minutos más en la ducha y tómate el tiempo de untar mantequilla en el pan; endulza la mañana con un capricho de chocolate. 

Maquíllate si lo necesitas, disimula o intenta borrar tus ojeras, sólo la gente que realmente te conoce sabrá adivinar si en verdad tienes mala cara, sabrán ver en tus ojos el verdadero reflejo de tu alma.

Ve a la biblioteca pero no necesariamente a estudiar; hay un montón de libros allí, ábrelos, huélelos, lee párrafos al azar; no tienes porqué estar 4 horas seguidas delante de tus apuntes y tus lecciones. Descansa, tómate un café con una buena amiga.

Come en la mejor compañía que puedas encontrar, y alarga la bienvenida que te dé tu mascota.

Disfruta de la tarde junto a  tus compañeros, reiros de los profesores y alegraros de vuestras notas, son la recompensa de tu esfuerzo durante tantas semanas.

Y por la noche, después de cenar, túmbate en el sofá, mira la tele, lee o escucha música... o escribe todo aquello que quieras, al menos para no almacenar cosas que ya no caben dentro de ti.

Vete a la cama sin esperar la llamada de nadie, vete a dormir cuando te apetezca, cuando necesites volver a soñar. Tápate hasta la cabeza y estarás dentro de tu burbuja, cierra los ojos, piensa en las personas que han hecho que tu día sea especial. 

Comparte tu tiempo con la gente que día a día te rodea, tus colegas, tus amigos, tu familia... al fin y al cabo, son los que realmente harán hasta lo imposible para verte feliz. Da las gracias por los amigos que tienes, por los abrazos, por las alegrías, por los mimos, por los ánimos, por todo lo que te dan y lo que compartís.

Y nunca, nunca pierdas la sonrisa ni la ilusión por lo que haces. 


Perdonar los tintes de tristeza, de melancolía, de bajón... una mala racha la tiene cualquiera.

¡Hasta la próxima!

16 de abril de 2011

El sabor de la vida.

"La vida es algo que hay que morder, y en cada boca tiene un sabor". ¿A qué sabe tu vida? Anoche me iba a la cama y escuché esa canción (Acabo de llegar, de Fito y los Fitipaldis), y lo pensé. ¿A qué sabe mi vida? Pronto encontré un sabor que me gusta. Creo que mi vida sabe a caramelo.

Me gusta que mi vida sepa a caramelo... porque a veces es dura, pero a veces me derrito. Porque es algo que hay que saborear poquito a poco. Y sí, a veces cuesta pegarle un bocado, tanto a la vida como al caramelo, pero con paciencia hay cosas que acaban desapareciendo.

Me gusta que mi vida sepa a caramelo porque hay muchas variedades... el propio sabor a caramelo, a veces un poco amargo aunque siempre digamos que es un dulce; los caramelos de fruta, que aportan algo de frescura y un sabor diferente en cada momento; los caramelos de menta y/o eucalipto... con su frescura y su picor... tal como la vida misma, que tan pronto te hace picar, te escuece, incluso se te llenan los ojos de lágrimas.. pero al final te da un golpe de aire fresco... Incluso los hay que son muy ácidos.

A veces son duros, pero sabemos que dentro tienen un corazón dulce y suave, que cubren con una coraza.

Cuántos sabores, cuántos puntos de vista... Me gusta que mi vida sepa a caramelo, porque me gusta en todas sus variedades, en todas sus sensaciones, y porque me gusta la palabra en sí.



¿A qué creéis que sabe vuestra vida?

¡Hasta la próxima!